QUE TODO ENFERMO RECIBA LA UNCIÓN DE LA CERCANÍA: ÁNGELUS DEL 11/07/2021

El Papa Francisco sigue hospitalizado en el Hospital Universitario Policlínico “Agostino Gemelli” de Roma y ha sido precisamente desde allí desde donde este 11 de julio presidió la oración del Ángelus a la Madre del cielo, asomado desde el balcón de su habitación, situada en la décima planta del hospital, junto a algunos niños que se encuentran también hospitalizados. Antes de la oración mariana, dio las gracias a todos. Después, comentando el Evangelio del día, el Papa Francisco explicó que el Evangelista San Marcos habla de como los discípulos de Jesús, enviados por Él, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Compartimos a continuación, el texto completo de su alocución, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Estoy contento de poder mantener la cita dominical del Ángelus, también aquí desde el Hospital “Gemelli”. Les agradezco a todos: he sentido su cercanía y el apoyo de sus oraciones. ¡Gracias de corazón! El Evangelio que se lee hoy en la Liturgia narra que los discípulos de Jesús, enviados por Él, «ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban» (Mc 6, 13). Este “aceite” nos hace pensar también en el Sacramento de la Unción de los enfermos, que da consuelo al espíritu y al cuerpo. Pero este "aceite" es también la escucha, la cercanía, la atención, la ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, calma el dolor y alivia. Todos nosotros, todos, necesitamos tarde o temprano, esta “unción” de la cercanía y la ternura, y todos podemos dársela a alguien, con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda. Recordemos que, en el protocolo del Juicio Final – Mateo, 25 – una de las cosas que nos preguntarán será la cercanía a los enfermos.

En estos días de hospitalización, he experimentado una vez más lo importante que es un buen servicio de salud, accesible a todos, como existe en Italia y en otros países. Un servicio de salud gratuito, que garantice un buen servicio accesible para todos. No debemos perder este bien precioso. ¡Tenemos que mantenerlo! Y para ello es necesario esforzarnos todos, porque sirve a todos y requiere la contribución de todos. También en la Iglesia pasa a veces que alguna institución de salud, debido a una gestión inadecuada, no va bien económicamente, y el primer pensamiento que se nos ocurre es venderla. Pero la vocación, en la Iglesia, no es tener dinero, es hacer un servicio, y el servicio es siempre gratuito. No se olviden de esto: salvar las instituciones gratuitas.

Quiero expresar mi aprecio y mi aliento a los médicos y a todos los trabajadores de la salud y al personal de este hospital y de otros hospitales. ¡Trabajan mucho! Y oremos por todos los enfermos. Aquí están algunos amigos niños enfermos... ¿Por qué sufren los niños? Por qué sufren los niños es una pregunta que toca el corazón. Acompañarlos con la oración y orar por todos los enfermos, especialmente por aquellos en condiciones más difíciles: que a nadie se deje solo, que cada uno pueda recibir la unción de la escucha, de la cercanía, de la ternura y del cuidado. Lo pedimos por intercesión de María, nuestra Madre, Salud de los Enfermos.

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