ENFRENTEN SUS RETOS SIN CAER EN LA ANSIEDAD Y EL MIEDO: MENSAJE DEL PAPA AL CAPÍTULO GENERAL DE LOS FRANCISCANOS (17/07/2021)

El Santo Padre Francisco envió este 17 de julio, un mensaje a los participantes del Capítulo General de la Orden Franciscana que recientemente han elegido a un nuevo ministro general, Fray Massimo Giovanni Fusarelli. El Papa los animó a no dejar que la ansiedad y el miedo les impidan abrir sus corazones y mentes a la renovación, mientras se enfrentan a retos como el descenso del número de religiosos o el envejecimiento de la Orden. Transcribimos a continuación, el texto completo de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos:

Saludo con afecto a ustedes que participan en el Capítulo General de la Orden de Frailes Menores. Dirijo un agradecido pensamiento al P. Michael A. Perry, que ha concluido su servicio como Ministro General, y doy mis felicitaciones al P. Massimo Giovanni Fusarelli, que ha sido llamado a sucederlo. Extiendo mi saludo a todas sus comunidades dispersas en el mundo.

Desde hace muchos meses, a causa de la pandemia, nos encontramos viviendo en situaciones de emergencia, de aislamiento y de sufrimiento. Esta experiencia crítica, por un lado, nos impulsa a todos a reconocer cuánto nuestra vida terrena es un camino por recorrer como peregrinos y forasteros, hombres y mujeres itinerantes, dispuestos a deshacernos de cosas y pretensiones personales. Por otro, es una ocasión propicia para intensificar la relación con Cristo y con los hermanos: pienso en sus comunidades, llamadas a ser humilde presencia profética en medio del pueblo de Dios y testimonio para todos de fraternidad y vida sencilla y alegre.

En este tiempo difícil y complejo, en que se corre el riesgo de quedar “paralizados”, a pesar de todo están experimentando la gracia de celebrar el Capítulo General ordinario, y ello es ya motivo de alabanza y agradecimiento a Dios. En este Capítulo se proponen “renovar su visión” y “abrazar su futuro”. Les guía la palabra de San Pablo: «Levántate… y Cristo te iluminará» (Ef 5, 14). Es una palabra de resurrección, que los hace enraizarse en la dinámica pascual, porque no hay renovación y no hay futuro si no es en Cristo resucitado. Con gratitud, entonces, se abren a acoger los signos de la presencia y acción de Dios y a redescubrir el don de su carisma y su identidad fraterna y de minoridad.

Renovar la propia visión: eso es lo que ocurrió al joven Francisco de Asís. Lo atestigua él mismo, relatando la experiencia que, en su Testamento, pone al principio de la propia conversión: el encuentro con los leprosos, cuando «lo que era amargo se cambió en dulzura del alma y del cuerpo» (Test 1-4). En las raíces de su espiritualidad está este encuentro con los últimos y los sufrientes, en el signo de “hacer misericordia”. Dios tocó el corazón de Francisco a través de la misericordia ofrecida al hermano, y sigue tocando nuestros corazones a través del encuentro con los demás, sobre todo con las personas más necesitadas. La renovación de su visión no puede partir más que de esta mirada nueva con la cual contemplar al hermano pobre y marginado, signo, casi sacramento de la presencia de Dios.

De esta mirada renovada, de esta concreta experiencia de encuentro con el prójimo y con sus llagas, puede nacer una renovada energía para mirar al futuro de hermanos y de menores, como son ustedes, según el bello nombre de “hermanos menores”, que San Francisco eligió para sí y para ustedes.

La fuerza renovadora que necesitan proviene del Espíritu de Dios, de esa «santa operación» (Regola bollata 10, 8) que es el signo inequívoco de su acción. Ese Espíritu que transformó en dulzura de alma y de cuerpo la amargura del encuentro de Francisco con los leprosos, está aún actuando hoy para dar nueva frescura y energía a cada uno de ustedes, si se dejan provocar por los últimos de nuestro tiempo. Los animo a ir al encuentro de los hombres y mujeres que sufren en el alma y el cuerpo, para ofrecer su presencia humilde y fraterna, sin grandes discursos, sino haciendo sentir su cercanía de hermanos menores. Ir hacia una creación herida, nuestra casa común, que sufre una explotación distorsionada de los bienes de la tierra para el enriquecimiento de pocos, mientras se crean condiciones de miseria para muchos. Ir como hombres de diálogo, buscando construir puentes en lugar de muros, ofreciendo el don de la fraternidad y la amistad social en un mundo que lucha por encontrar la ruta de un proyecto común. Ir como hombres de paz y reconciliación, invitando a aquellos que siembran odio, división y violencia a la conversión del corazón, y ofreciendo a las víctimas la esperanza que nace de la verdad, de la justicia y del perdón. De estos encuentros, ustedes recibirán un impulso para vivir cada vez más plenamente el Evangelio, según esa palabra que es su camino: «La vida y regla de los hermanos menores es esta: observar el santo evangelio del Señor nuestro Jesucristo» (Regola bollata 1, 1).

Mientras en buena parte de la Orden afrontan los desafíos de la disminución numérica y del envejecimiento, no dejen que el ansia y el temo los impidan abrir los corazones y las mentes a la renovación y la revitalización que el Espíritu de Dios suscita en ustedes y entre ustedes. Tienen una herencia espiritual de riqueza inestimable, enraizada en la vida evangélica y caracterizada por oración, fraternidad, pobreza, minoridad y vida itinerante. No olviden que una mirada renovada, capaz de abrirse al futuro de Dios, la recibimos de la cercanía con los pobres, las víctimas de las modernas esclavitudes, los prófugos y los excluidos de este mundo. Ellos son sus maestros. ¡Abrácenlos como hizo San Francisco!

Queridos hermanos, que el Altísimo, Omnipotente, Buen Señor los haga ser y convertirse cada vez más en testigos creíbles y alegres del Evangelio; les permita conducir una vida sencilla y fraterna; y los lleve por los caminos del mundo a sembrar con fe y con esperanza la semilla de la Buena Noticia. Por esto hago oración y los acompaño con mi Bendición. Y también ustedes, por favor, no se olviden de orar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 15 de julio de 2021

FRANCISCO

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