QUE MARÍA NOS AYUDE A SER DISCÍPULOS MISIONEROS EN COMUNIÓN Y SOBRIEDAD: ÁNGELUS DEL 14/07/2024

Al comentar el Evangelio de este XV Domingo del Tiempo Ordinario, previamente a la oración del Ángelus de este 14 de julio, el Santo Padre Francisco dijo que, hoy la Palabra de Dios nos habla de Jesús que envía a sus discípulos en misión, que los envía “de dos en dos” y les recomienda que lleven sólo lo necesario. El Papa centró su reflexión de este día en la idea de que “la comunión y la sobriedad son valores importantes para nuestra vida cristiana y para nuestro apostolado, valores indispensables para una Iglesia que es misionera, a todos los niveles”. Compartimos a continuación el texto completo de su alocución, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

Hoy el Evangelio nos habla de Jesús que envía a sus discípulos a la misión (cf. Mc 6, 7-13). Los envía “de dos en dos” y les pide una cosa importante: que lleven con ellos sólo lo necesario.

Detengámonos un momento en esta imagen: los discípulos son enviados juntos y deben llevar con ellos sólo lo necesario.

El Evangelio no se anuncia solos, no: se anuncia juntos, como comunidad, y para eso es importante saber custodiar la sobriedad: saber ser sobrios en el uso de las cosas, compartiendo los recursos, las capacidades y los dones, y prescindiendo de lo superfluo. ¿Para qué? Para ser libres: lo superfluo te hace esclavo. Y también para que todos tengan lo necesario para vivir de manera digna y para contribuir activamente a la misión; y además ser sobrios en los pensamientos, ser sobrios en los sentimientos, abandonando los prejuicios, abandonando las rigideces que, como un equipaje inútil, hacen pesado y entorpecen el camino, favoreciendo, en cambio, la discusión y la escucha, y hacer así más eficaz el testimonio.

Pensemos, por ejemplo: qué sucede en nuestras familias o en nuestras comunidades, cuando nos conformamos con lo necesario, incluso con poco, con la ayuda de Dios, se logra avanzar y llevarse bien, compartiendo lo que hay, renunciando todos a algo y apoyándose mutuamente (cf. Hch 4, 32-35). Y esto es ya un anuncio misionero, antes e incluso más que las palabras, porque encarna la belleza del mensaje de Jesús en lo concreto de la vida. Una familia o una comunidad que viven de esta forma, de hecho, crean a su alrededor un ambiente rico de amor, en el que es más fácil abrirse a la fe y a la novedad del Evangelio y del que se sale mejores, se sale más serenos.

Si, por el contrario, cada uno va por su cuenta, si lo que cuentan son sólo las cosas – que nunca son suficientes –, si no nos escuchamos, si prevalecen el individualismo y la envidia – la envidia es algo mortal, ¡un veneno! –  el aire se vuelve pesado, la vida, difícil y los encuentros se convierten más en una ocasión de inquietud, de tristeza y de desaliento que en una ocasión de alegría (cf. Mt 19, 22).

Queridos hermanos y hermanas, comunión y sobriedad son valores importantes para nuestra vida cristiana: comunión, armonía entre nosotros y sobriedad son valores importantes, valores indispensables para una Iglesia que es misionera, a todos los niveles.

Podemos preguntarnos, entonces: ¿siento el gusto de anunciar el Evangelio, de llevar, allí donde vivo, la alegría y la luz que vienen del encuentro con el Señor? Y para hacerlo, ¿me esfuerzo por caminar junto a los demás, compartiendo con ellos ideas y capacidades, con mente abierta, con corazón generoso? Y finalmente: ¿sé cultivar un estilo de vida sobrio, un estilo de vida atento a las necesidades de los hermanos? Son preguntas que nos hará bien hacernos.

Que María, Reina de los Apóstoles, nos ayude a ser verdaderos discípulos misioneros, en la comunión y en la sobriedad de vida. En la comunión, en la armonía entre nosotros y en la sobriedad de vida.

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