VIVIR EL HOY AL MÁXIMO, DE OTRO MODO NO HABRÁ FUTURO: CARTA DEL CARD. PIETRO PAROLIN AL INSTITUTO “GIUSEPPE TONIOLO” (14/04/2024)
A S.E.R. Mons. Mario Delpini
Arzobispo de Milán
Presidente del Instituto de Estudios Superiores “Giuseppe Toniolo”
Desde el Vaticano, 9 de abril 2024
Excelencia Reverentísima:
Hay lugares a donde el futuro parece llegar primero. Uno de ellos es el mundo universitario, porque en él se preparan los profesionistas de mañana y se desarrolla la investigación de la que derivan las innovaciones a menudo más decisivas para el progreso de la familia humana. Hoy, sobre el porvenir se concentran expectativas importantes, pero al mismo tiempo parecen volverse densas nubes amenazadoras; y los jóvenes, dentro del ambiente académico, perciben y viven con particular intensidad esta tensión. Se ubica en tal escenario el tema elegido para celebrar la 100ª Jornada Nacional por la Universidad Católica del Sagrado Corazón: “Pregunta de futuro. Los jóvenes entre desencanto y deseo”.
En semejante horizonte no se puede permanecer prisioneros del pasado y tampoco proyectarse de manera ingenua y apresurada en el mañana. Es necesario en cambio alimentar la conciencia de que todo se juega en el presente, porque no habrá verdadero por venir si no se vive al máximo el hoy. El Papa Francisco ha recordado muchas veces que no podemos dirigirnos a los jóvenes pensándolos sólo en relación con el futuro, porque ellos representan ante todo el presente: «ustedes jóvenes deben combatir por su espacio hoy, porque la vida es hoy – decía durante la JMJ de Panamá –. Nadie puede prometerte un día de mañana, tu vida es hoy, te pones en juegos hoy, tu espacio es hoy. […] Ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro […] ¡son el presente!» (Homilía, 27 de enero 2019).
La urgencia de ofrecer a los jóvenes las mejores condiciones para construir el futuro a partir del presente fue plenamente advertida por los fundadores de la Universidad Católica, que en torno al naciente ateneo quisieron catalizar la atención de toda la comunidad eclesial, obteniendo del Papa Pío XI la institución de una específica jornada nacional. La consideración que el pontífice tuvo para tal propuesta fue tal que consideró el apoyo al proyecto un homenaje a su propia persona: «No hay duda de que en esta Jornada Universitaria, celebrada en toda Italia, desde los más grandes centros hasta los más pequeños lugares, con tanta inteligencia de bien y con tanta generosidad, vemos una segunda jornada del Papa, pues esta responde directamente a uno de los más vivos de nuestros deseos» (Discurso a los amigos romanos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, 1º de junio 1924).
A un siglo de distancia podemos comprender las razones de un vínculo tan fuerte y las grandes expectativas que se alimentaban con respecto a la Universidad Católica. La inversión ideal y material fue tan grande que, mientras aún daba sus primeros pasos, gracias a la gran movilización y a enormes colectas de fondos, el Ateneo ya recibía – hecho extraordinario – el reconocimiento civil por parte de Víctor Emmanuel III (cf. Decreto real del 2 de octubre de 1924, n 1661). Hoy que “la Católica” está entre las más importantes y prestigiosas universidades del país y asume un papel cada vez más relevante también a nivel internacional, podemos ver cuán fecunda y de largo alcance fue la intuición de los fundadores, sobre todo del Padre Agostino Gemelli y de la Beata Armida Barelli, apoyados con gran determinación por el Sumo Pontífice.
Fue tan amplia la visión que Gemelli tenía sobre el futuro que, mientras daba forma al instituto milanés, iniciaba una importante obra de relación para dar vida a una red internacional de ateneos católicos. De hecho, se debe sobre todo a él, el nacimiento de la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC). El Santo Padre, al recibir a la asociación en ocasión de las celebraciones por su centenario, reiteró lo valioso que ha sido el trabajo desarrollado por la actualidad de su contribución para la misión actual de la Iglesia. De hecho, después de recordar las potencialidades de las casi dos mil Universidades católicas presentes en el mundo, también respecto a la promoción de la paz y el desarrollo integral, hizo evidente la peculiaridad del proyecto formativo: «en la Universidad de palpitar una pasión más grande, se debe ver una como una investigación de la verdad, un horizonte de sentido, y todo ello vivido en una Comunidad de conocimiento donde la generosidad del amor, por así decirlo, se toca con la mano» (Discurso a la FIUC, 19 de enero 2024).
Este año se llega a otro aniversario relevante para el mundo juvenil y universitario. Precisamente el 14 de abril se cumplen 40 años de la primera gran reunión de jóvenes que, organizada en el contexto del Año Santo de la Redención, se convirtió en el brote del que florecieron en las Jornadas Mundiales de la Juventud. En aquella ocasión San Juan Pablo II entregó la cruz a los jóvenes, con la misión de llevarla al mundo como signo de que en Jesús muerto y resucitado está la salvación. A propósito, el Papa Francisco recientemente recordó a los jóvenes: «Sólo así, a la luz de su presencia, la memoria del pasado será fecunda y tendrán la valentía de vivir el presente y afrontar el futuro con esperanza […] para ser a su vez constructores del mañana, “artesanos” del futuro» (Mensaje a los jóvenes por el V aniversario de la Exhortación apostólica Christus vivit, 25 de marzo 2024).
El vínculo de las JMJ con la pastoral universitaria se ha hecho poco a poco más estrecho hasta el evento de Lisboa del año pasado, cuando el Santo Padre dedicó un encuentro específico al mundo universitario, delineando una especie de “manifiesto” de la misión de los ateneos católicos en nuestro tiempo. Precisamente porque los jóvenes no se les puede robar el futuro, los invitó a invertir con gran valentía en el presente para responder a la sana inquietud que habita en sus mentes y sus corazones: «Estamos llamados a algo más, a un despegue sin el cual no hay vuelo. No nos alarmemos entonces si nos encontramos interiormente sedientos, inquietos, incompletos, deseosos de sentido y de futuro, “com saudade do futuro”» (Discurso a las Universidades Portuguesas, 3 de agosto 2023).
Al animar y abrazar con ardor este impulso de bien, semejante a una siembra confiada y silenciosa en el hoy, que permite la abundancia de la cosecha mañana, el Papa Francisco, compartiendo el afecto y la esperanza de Pío XI con respecto al Ateneo y apreciando su presencia, su compromiso y desarrollo, renueva su cercanía y su paternal acompañamiento, y de corazón imparte una especial Bendición Apostólica a Su Excelencia, al Rector Magnífico, al Asistente Eclesiástico General, a los miembros del Instituto Toniolo, a los ilustres profesores, al personal técnico-administrativo y a todos los estudiantes, pidiendo que lo recuerden en la oración.
Uniendo cordiales expresiones de buenos deseos y vivas felicitaciones por las prestigiosas metas alcanzadas, aprovecho la circunstancia para confirmarme con sentimientos de distinguido respeto
de Su Excelencia Reverentísima
devotísimo en el Señor
Pietro Card. Parolin
Secretario de Estado
Comentarios