SEAN TESTIGOS DEL AMOR DE DIOS: PALABRAS DEL PAPA A LOS MIEMBROS DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA (08/06/2019)

El Papa Francisco recibió en audiencia la mañana de este 8 de junio, en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los líderes de la Renovación Carismática Católica (Catholic Charismatic Renewal International Service – CHARIS). En su discurso, el Papa Francisco señaló que, en esta Solemnidad de Pentecostés comienza una nueva etapa en el camino iniciado por la Renovación Carismática hace 52 años. “Renovación Carismática – precisó el Pontífice citando el Discurso de Pablo VI a los participantes en el III Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica, 19 mayo 1975 – que se ha desarrollado en la Iglesia por voluntad de Dios y que es una oportunidad para la Iglesia”. Transcribimos a continuación, el texto completo pronunciado por el Papa, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Me gusta cómo algunos pueblos se saludan en este tiempo de Pascua. No dicen: “Buenos días” o “Buenas tardes”, dicen: “Jesús ha resucitado”. Nos saludamos así, juntos: “Jesús…” [todos responden: “ha resucitado”].

Sí, ¡Jesús está vivo! Gracias porque recordaron que me gusta este canto inicial que cantaron.

En esta Solemnidad del Pentecostés comienza una nueva etapa en el camino iniciado por la Renovación Carismática hace 52 años. Renovación Carismática que se ha desarrollado en la Iglesia por voluntad de Dios y que, parafraseando a San Pablo VI, “es una oportunidad para la Iglesia” (cf. Discurso a los participantes en el III Congreso internacional de la Renovación Carismática Católica, 19 de mayo de 1975, Pentecostés).

Agradezco hoy, a nombre de la Iglesia, del ICCRS y de la Fraternidad Católica por la misión realizada en estos treinta años. Han trazado el camino y han hecho posible, con su fidelidad, que CHARIS sea hoy una realidad. ¡Gracias!

Gracias también al equipo de cuatro personas que he encargado de la concretización de este nuevo servicio único; y al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en la persona del Cardenal Farrell, que los ha acompañado.

Hoy termina una cosa y comienza otra: inicia una nueva etapa de este camino. Una etapa marcada por la comunión entre todos los miembros de la familia carismática, en que se manifiesta la presencia poderosa del Espíritu Santo para el bien de toda la Iglesia; en la que esta Presencia hace iguales a cada uno, porque todos y cada uno han nacido del mismo Espíritu; grandes y chicos, ricos en años y apenas nacidos, comprometidos a nivel universal o más bien local, forman el todo, que es superior siempre a la parte.

Nuevo y único servicio de comunión

Vamos hacia la unidad; este es el camino del Espíritu.

Nuevo. Como les decía en el Circo Máximo, lo nuevo puede desestabilizar. Hay al inicio una sensación de inseguridad en torno a los cambios que lo nuevo puede traer; a veces uno prefiere quedarse en lo propio, y se separa de la unidad. Y esta es una tentación de diablo: cada vez que alguno escuche: “No, lo mío es más que eso”, y “yo prefiero lo viejo a lo nuevo”, ahí está el diablo, porque me separa de la unidad. Es humano un cierto temor por lo nuevo – esto sí, es verdad – pero no es el caso de las personas espirituales: «Yo hago nuevas todas las cosas», dice el Señor en el libro del Apocalipsis (21, 5). Nuestro Dios es el Dios de las novedades. Las novedades de Dios son siempre de bendición, porque proceden de su corazón amoroso. Está siempre presente la tentación de decir: “Estamos bien como estamos, las cosas van bien, ¿por qué cambiar? Dejémoslas así como están, que nosotros sabemos cómo se hacen”. Este pensamiento no viene del Espíritu, al menos no del Espíritu Santo, quizá del espíritu del mundo… No caigan en este error. «Yo hago nuevas todas las cosas», dice el Señor.

Nuevo y único. Un servicio para todas las realidades carismáticas que el Espíritu ha suscitado en el mundo. No un organismo que sirve a algunas realidades y otro organismo que sirve a otras realidades y un tercero…, y así sucesivamente. No: único.

Servicio. No gobierno. A veces sucede que en las asociaciones humanas, sean laicas o religiosas, hay la tentación de ir siempre buscando los beneficios personales. Y la ambición de hacerse ver, de dirigir, del dinero… Siempre así. La corrupción entra así. No: servicio, siempre servicio. Servicio no quiere decir “embolsarse” – el diablo entra por el bolsillo –; servicio quiere decir dar: dar, darse.

Comunión. Todos con un solo corazón vuelto al Padre para dar testimonio de la unidad en la diversidad. Diversidad de carismas que el Espíritu ha suscitado en estos 52 años. “Alargar las cuerdas de la tienda”, como dice Isaías 54 (cf. v. 2), para que puedan estar todos los miembros de una misma familia. Una familia donde hay yn solo Dios Padre, un solo Señor Jesucristo y un solo Espíritu vivificante. Una familia en que un miembro no es más importante que el otro, ni por edad, ni por inteligencia, ni por su capacidad, porque son todos hijos amados del mismo Padre. El ejemplo del cuerpo que nos da San Pablo es muy elocuente en este sentido (cf. 1 Cor 12, 12-26). El cuerpo tiene necesidad, un miembro tiene necesidad del otro. Todos juntos.

He visto que en el Servicio Internacional de Comunión hay una representante de los jóvenes. ¿Está presente aquí? ¡Felicidades! ¡Me alegro! Los jóvenes son el futuro de la Iglesia, es verdad, pero son el presente: son presente y futuro en la Iglesia. Estoy contento de que les hayan dado la visibilidad y el ejercicio de la responsabilidad que les espera, de ver el presente con otros ojos y mirar el futuro con ustedes.

Supe también que CHARIS hoy posee los derechos de publicación de los Documentos de Malines. El presidente me regaló la versión española, ¡gracias! Buena cosa. ¡Háganlos conocer! Les he dicho en diferentes ocasiones que son el “documento de acompañamiento”, la brújula de la corriente de gracia.

Me han pedido que les diga qué cosa el Papa y la Iglesia esperan de este nuevo servicio, de CHARIS y de toda la Renovación Carismática. Bromeando yo digo: qué cosa espera el Papa de los “espiritistas”. [Ríen] Qué espera el Papa de ustedes:
  • Que este movimiento comparta el Bautismo en el Espíritu Santo con todos en la Iglesia. Es la gracias que han recibido. ¡Compártanla! ¡No se la queden para ustedes!
  • Que sirva a la unidad del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, comunidad de creyentes en Jesucristo. Esto es muy importante porque el Espíritu Santo es Aquel que hace la unidad en la Iglesia, pero también es quien hace la diversidad. Es interesante la personalidad del Espíritu Santo: Él hace la diversidad más grande con los carismas, pero después hace que estos carismas, en armonía, se encuentren de nuevo en unidad. Porque, como dice San Basilio, “el Espíritu Santo es la armonía”, quien dá la armonía, en la Trinidad, y también entre nosotros.
  • Y que sirva a los pobres, a los más necesitados de toda necesidad, física y espiritual. Esto no quiere decir que, como alguno puede pensar, ahora la Renovación se ha hecho comunista. No, se ha hecho evangélica, esto está en el Evangelio.
Estas tres cosas: Bautismo en el Espíritu Santo, unidad del Cuerpo de Cristo y servicio a los pobres, son el testimonio necesario para la evangelización del mundo, a la cual estamos todos llamados por nuestro Bautismo. Evangelización que no es proselitismo sino principalmente testimonio. Testimonio de amor: “miren cómo se aman”, es lo que llamaba la atención de cuantos encontraban a los primeros cristianos. “Miren cómo se aman”. A veces, in muchas comunidades, se puede decir: “¡Miren cómo hablan mal de ellos mismos!”, y esto no viene del Espíritu Santo. “Miren cómo se aman”. Evangelizar es amar. Compartir el amor de Dios por todo ser humano. Se pueden hacer organismos para evangelizar, se pueden hacer programas pensados y estudiados con cuidado, pero si no hay amor, si no existe la comunidad, ¡no sirve de nada! “Miren cómo se aman”. Esta es la comunidad: en la Segunda Carta de Juan hay un consejo, una advertencia, en el versículo 9. dice: “Estén atentos porque aquéllos que van más allá de la comunidad, no son del espíritu bueno”. Quizá alguno tendrá esta tentación: “No, hagamos una organización así, así…; hagamos un palacio así, o esta otra cosa…” Primero el amor. Con la ideología, con la metodología solamente, esto es excederse, ir más allá de la comunidad, y Juan dijo: “Esto es el espíritu del mundo, no es el Espíritu de Dios”. “miren cómo se aman”.

Renovación carismática, corriente de gracias del Espíritu Santo, ¡sean testigos de este amor! Y por favor, oren por mí.

Ahora, quisiera adelantar 25 minutos – después, si quieren, háganlo ustedes – pero yo quiero hacerlo con ustedes: adelantar 25 minutos el acto que hoy en toda la Iglesia se hace, un minuto de silencio por la paz. ¿Por qué? Porque hoy recordamos, el quinto aniversario, del encuentro aquí en el Vaticano de los Presidentes del Estado Palestino y del Estado de Israel. Oramos juntos por la paz, y en todo el mundo hoy se hará a las 13 horas un minuto de silencio. Lo hacemos ahora, antes de la Bendición, todos juntos, de pie.

[Todos guardan silencio]

Gracias, y que una comunidad de la Renovación haga silencio, ¡es casi heroico! [Ríen] ¡Gracias!

Ahora les doy la Bendición.

[Bendición]

¡Cristo ha resucitado!

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