SEAN SERVIDORES DE DIOS, NO EMPRESARIOS: HOMILÍA DEL PAPA EN LA MISA CON ORDENACIONES SACERDOTALES (25/04/2021)

Este 25 de abril, IV Domingo de Pascua y 58ava. Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones dedicada a San José: el sueño de la vocación; el Papa Francisco presidió la Santa Misa en la Basílica de San Pedro a las 9 de la mañana (Hora de Roma) en la que ordenó a nueve diáconos formados en los seminarios y colegios de la capital. El Santo Padre exhortó a los nuevos sacerdotes de la Diócesis de Roma a seguir el camino de las cuatro cercanías: “Cercanía con Dios, con el Obispo, con los demás sacerdotes y con el Pueblo de Dios”. Además el Pontífice les pidió que se alejen del dinero, la vanidad y el deseo de hacer una “carrera eclesiástica”. “Sean servidores de Dios, no empresarios y funcionarios”, dijo. Reproducimos a continuación, el texto de su homilía, traducido del italiano:

Queridísimos hermanos, estos nuestros hijos han sido llamados al orden del presbiterado. Reflexionemos atentamente a cuál ministerio serán elevados en la Iglesia.

Como ustedes saben, hermanos, el Señor Jesús es el único sumo sacerdote del Nuevo Testamento; pero en Él, todo el pueblo santo de Dios ha sido constituido pueblo sacerdotal. No obstante, entre sus discípulos, el Señor Jesús quiere elegir a algunos en particular, para que, ejerciendo públicamente en la Iglesia en su nombre el oficio sacerdotal en favor de todos los hombres, continuaran su misión personal de maestro, sacerdote y pastor.

Después de una madura reflexión, ahora estamos por elevar al orden de los presbíteros a estos estos hermanos, para que al servicio de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, cooperen en edificar el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, en Pueblo de Dios y templo santo del Espíritu.

En cuanto a ustedes, queridos hijos, que están por ser promovidos al orden del presbiterado, consideren, que ejerciendo el ministerio de la sagrada doctrina serán partícipes de la misión de Cristo, el único Maestro. Serán como él, pastores, esto, es lo que quiere de ustedes. Pastores. Pastores del santo pueblo fiel de Dios. Pastores que van con el pueblo de Dios: a veces delante del rebaño, a veces en medio o detrás, pero siempre allí, con el pueblo de Dios.

En un tiempo – en el lenguaje de un tiempo – se hablaba de la “carrera eclesiástica”, que no tenía el mismo significado que tiene hoy. Esto no es una “carrera”: es un servicio, un servicio como el que hizo Dios a su pueblo. Y este servicio de Dios a su pueblo tiene “rasgos”, tiene un estilo, un estilo que ustedes deben seguir. Estilo de cercanía, estilo de compasión y estilo de ternura. Este es el estilo de Dios. Cercanía, compasión, ternura.

La cercanía. Las cuatro cercanías del sacerdote, son cuatro. Cercanía con Dios en la oración, en los Sacramentos, en la Misa. Hablar con el Señor, estar cerca del Señor. Él se hizo cercano a nosotros en su Hijo. Toda la historia su Hijo. También estuvo cerca de ustedes, de cada uno de ustedes, en el camino de su vida hasta este momento. También en los momentos feos del pecado estaba allí. Cercanía. Estén cerca del santo pueblo fiel de Dios. Pero, antes que nada, cerca de Dios, con la oración. Un sacerdote que no hace oración lentamente apaga el fuego del Espíritu dentro. Cercanía a Dios.

Segundo: cercanía al Obispo, en este caso al “Vice-obispo”. Estar cerca, porque en el Obispo ustedes tendrán la unidad. Ustedes son, no quiero decir servidores – son servidores de Dios – sino colaboradores del Obispo. Cercanía. Yo recuerdo una vez, hace mucho tiempo, a un sacerdote que tenía la desgracia – digamos así – de dar un “resbalón”… La primera cosa que tuvo en mente fue llamar al Obispo. Incluso en los momentos feos llama al Obispo para estar cerca de él. Cercanía a Dios en la oración, cercanía al Obispo. “Pero este Obispo no me cae bien…”. Es tu Padre. “Pero este Obispo me trata mal…”. Sé humilde, ve con el Obispo.

Tercero: cercanía entre ustedes. Yo les sugiero un propósito para hacer en este día: nunca hablar mal de un hermano sacerdote. Si tienen una cosa contra otro, sean hombres, tengan pantalones: vayan allí y díganlo a la cara. “Pero esto es algo muy feo… no sé cómo lo tomará…”. Ve con el Obispo, que te ayude. Pero nunca, nunca hablar mal. No sean chismosos. No caigan en la habladuría. Unidad entre ustedes: en el Consejo presbiteral, en las comisiones, en el trabajo. Cercanía entre ustedes y con el Obispo.

Y cuarto: para mí, después de a Dios, la cercanía más importante es con el santo pueblo fiel de Dios. Ninguno de ustedes ha estudiado para ser sacerdote. Han estudiado las ciencias eclesiásticas, como la Iglesia dice que se debe hacer. Pero ustedes han sido elegidos, tomados del pueblo de Dios. El Señor decía a David: “Yo te he tomado del final del rebaño”. No se olviden de dónde vienen, de su familia, de su pueblo… No pierdan el olor del pueblo de Dios. Pablo decía a Timoteo: “Recuerda a tu madre, a tu abuela…”. Sí, de donde vienes. De aquel pueblo de Dios… El autor de la Carta a los Hebreos dice: “Acuérdate de aquellos que te han introducido en la fe”. ¡Sacerdotes de pueblo, no clérigos de Estado!

Las cuatro cercanías del sacerdote: cercanía con Dios, cercanía con el Obispo, cercanía entre ustedes, cercanía con el pueblo de Dios. El estilo de cercanía que es el estilo de Dios. Pero el estilo de Dios es también un estilo de compasión y de ternura. No cierren el corazón a los problemas. ¡Y verán muchos! Cuando la gente viene a contarles sus problemas es para ser acompañada… Pierdan tiempo escuchando y consolando. La compasión, que te lleva al perdón, a la misericordia. Por favor: sean misericordiosos, sean perdonadores. Porque Dios perdona todo, no se cansa de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedir perdón. Cercanía y compasión. Pero compasión tierna, con aquella ternura de familia, de hermano, de padre… con aquella ternura que te hace sentir que estás en la casa de Dios.

Les deseo este estilo, este estilo que es el estilo de Dios.

Y después, les mencionaba algo en la sacristía, pero quiero mencionarlo aquí delante del pueblo de Dios. Por favor, aléjense de la vanidad, del orgullo del dinero. El diablo entra “por los bolsillos”. Piensen esto. Sean pobres, como pobre es el santo fiel pueblo de Dios. pobres que aman a los pobres. No sean trepadores. La “carrera eclesiástica”… Después te conviertes en funcionario, y cuando un sacerdote empieza a ser empresario, sea de la parroquia, sea del colegio…, sea donde sea, pierde aquella cercanía al pueblo, pierde aquella pobreza que lo asemeja a Cristo pobre y crucificado, y se convierte en empresario, el sacerdote empresario y no el servidor. Escuché una historia que me ha conmovido. Un sacerdote muy inteligente, muy práctico, muy capaz, que tenía en las manos muchas administraciones, pero tenía el corazón apegado a aquella oficina, un día, porque vio que uno de sus empleados, un anciano, había cometido un error, le gritó, lo corrió. Y aquel anciano murió por esto. Aquel hombre fue ordenado sacerdote y terminó un empresario despiadado. Tengan esa imagen siempre, tengan siempre esa imagen.

Pastores cercanos a Dios, al Obispo, entre ustedes y al pueblo de Dios. Pastores: servidores como pastores, no empresarios. Y aléjense del dinero.

Y después, recuerden que es bello este camino de las cuatro cercanías, este camino de ser pastores, porque Jesús consuela a los pastores, porque Él es el Buen Pastor. Y busquen consolación en Jesús, busquen consolación en la Virgen – no olviden a la Madre – busquen siempre consuelo allí: ser consolados desde allí.

Y lleven las cruces – las habrá en nuestra vida – a las manos de Jesús y de la Virgen. Y no tengan miedo, no tengan miedo. Si ustedes son cercanos al Señor, al Obispo, entre ustedes y al pueblo de Dios, si ustedes tienen el estilo de Dios – cercanía, compasión y ternura – no tengan miedo, que todo irá bien.

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