ANTE ESCENARIOS BÉLICOS, INVOQUEMOS A MARÍA PARA RECORRER CAMINOS DE PAZ: CARTA DEL PAPA EN EL 70º ANIVERSARIO DE LAS LÁGRIMAS DE LA VIRGEN DE SIRACUSA (07/12/2023)

María, Madre de Jesús, camino de paz y de perdón: estas son las palabras del Papa Francisco en una carta dirigida a Mons. Francesco Lomanto, Arzobispo de Siracusa, en ocasión de los setenta años de cuando las lágrimas de la Virgen se “derramaron tiernamente” en esta tierra de Sicilia. Entre el 29 de agosto y el 1º de septiembre de 1953, de los ojos de la Virgen, representada con el Corazón Inmaculado en el cuadro colocado en la cabecera de un lecho matrimonial, surgieron lágrimas humanas. Transcribimos a continuación el texto de la carta, traducido del italiano:

Al querido hermano Mons. Francesco Lomanto
Arzobispo Metropolitano de Siracusa

Han pasado setenta años desde que las lágrimas de la Virgen se derramaron tiernamente en la tierra de Siracusa: entre el 29 de agosto y el primero de septiembre de 1953, de los ojos de la Virgen, representada con el corazón inmaculado en mi cuadro colocado en la cabecera de un lecho matrimonial, surgieron lágrimas humanas. Desde entonces la Iglesia de Siracusa ha custodiado con cuidado y devoción dichas lágrimas, que a menudo llegan a enfermos, ancianos, personas que sufren, comunidades eclesiales en distintas partes del mundo, como un signo de la presencia cercana y preocupada de la Madre de Dios y Madre nuestra. El llanto de María muestra su participación en el amor compasivo del señor, que sufre por nosotros sus hijos; que espera ardientemente nuestra conversión; que nos espera, como Padre misericordioso, para perdonarnos todo y siempre.

Para nosotros, sin embargo, se renueva la pregunta del Siervo de Dios el Papa Pío XII: «¿Comprenderán los hombres el arcano lenguaje de esas lágrimas?» (Radiomensaje, 14 de octubre 1954). Para captar su reclamo profético la Iglesia que está en Siracusa celebra un Año Mariano: deseo expresar mi cercanía a la comunidad diocesana, uniéndome y dirigiéndole un cordial saludo a usted, Excelencia, a los sacerdotes, a las personas consagradas y a todos los fieles.

El fenómeno de las lágrimas sucedió, en él precario contexto del segundo período posguerra, en una modesta casa del municipio donde vivía la humilde familia de Angelo Iannuso y Antonina Giusto, en espera de su primer hijo. El conjunto de dichas circunstancias recuerda el amor privilegiado del Señor, amante de la vida, de los pobres y necesitados: la Iglesia su Esposa no puede más que configurarse a dicha predilección. Además del hecho prodigioso, ocurrido en la intimidad de una casa, invita a considerar la extraordinaria belleza del hogar doméstico, centro de amor y vida, y a apoyar la familia fundada en el matrimonio, poniendo en relieve el valor intrínseco de ésta como célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia.

Pero las lágrimas de la Madre siguen siendo derramadas cuando se discrimina a los más débiles y cuando se extienden la violencia y las guerras, derrotas que cobran víctimas inocentes. Ante las pruebas de la vida y la historia, especialmente ante los preocupantes de escenarios bélicos de hoy, no nos cansemos de invocar la intercesión de María, Reina de la paz y Madre del consuelo. Que su preocupación materna impulse a los creyentes a construir y recorrer caminos de paz y perdón, y a hacerse cercanos a quien está enfermo en el cuerpo y el espíritu, a quien está solo y abandonado. Consuela la conciencia de que la Madre de Dios, invocada con el título de “Virgen de las lágrimas”, ha derramado muchas gracias sobre quienes se han dirigido a ella.

Que este significativo aniversario pueda favorecer en toda la Iglesia de Siracusa la gracia más grande, el deseo de configurar mayormente la propia vida a Aquél que María nos señala, el Señor Jesucristo, de manera que se reavive la fe, se practique la caridad, se suscite y se dé testimonio de la esperanza. Que nos sostenga la Virgen, a quien con ustedes imploro:

Oh Virgen María,
acompaña el camino de la Iglesia
con el don de tus santas lágrimas,
da paz a todo el mundo
y cuida a tus hijos
con tu maternal protección.

Confírmanos en la fidelidad a Dios,
en el servicio a la Iglesia
y en el amor hacia todos los hermanos. Amén.

Mientras les pido orar por mí, de corazón les envío mi Bendición, que extiendo a quienes participarán en las solemnes celebraciones conmemorativas.

Roma, San Juan de Letrán, 7 de diciembre de 2023, primeras Vísperas de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

FRANCISCO

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