COMBATIR EL HAMBRE CON ACCIONES CONCRETAS: MENSAJE DEL PAPA A LA CAMPAÑA DE LA FRATERNIDAD 2023 EN BRASIL (22/02/2023)

Este 22 de febrero, Miércoles de Ceniza e inicio de la Cuaresma, se lanza la “Campaña de la Fraternidad 2023” de la Conferencia de Obispos Católicos de Brasil. Para la ocasión, el Papa Francisco recuerda, en un mensaje fechado el pasado 21 de diciembre y divulgado este 22 de febrero, el llamado que Dios nos hace a “recorrer un camino de verdadera y sincera conversión, reorientando toda nuestra vida hacia Aquel que ‘tanto amó al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga Vida Eterna’ (Jn 3, 16)”. Transcribimos a continuación el texto del mensaje, traducido del portugués:

Queridos hermanos y hermanas de Brasil:

Todos los años, en el tiempo de Cuaresma, somos llamados por Dios a recorrer un camino de verdadera y sincera conversión, reorientando toda nuestra vida hacia Aquel que “tanto amó al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Al prepararnos para la celebración de esta entrega amorosa en la Pascua, encontramos en la oración, la limosna y el ayuno, vividos más intensamente durante este tiempo, prácticas penitenciales que nos ayudan a colaborar con la acción del Espíritu Santo, autor de nuestra santificación.

Con la intención de animar al pueblo fiel en este itinerario hacia el encuentro con el Señor, la Campaña de Fraternidad de este año propone que dirijamos nuestra mirada hacia nuestros hermanos más necesitados, afectados por el flagelo del hambre. Todavía hoy, “millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, toneladas de alimentos son desechadas. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable” (Discurso en el Encuentro con los Movimientos Populares, 28 octubre 2014).

El mandato de Jesús a sus apóstoles “Denles ustedes de comer” (Mt 14, 16) se dirige hoy a todos nosotros, sus discípulos, para que compartamos – de lo poco o mucho que tenemos – con nuestros hermanos y hermanas que ni siquiera tienen lo suficiente para saciar su hambre. Sabemos que yendo al encuentro de las necesidades de los que pasan hambre, estaremos satisfaciendo al mismo Señor Jesús, que se identifica con los más pobres y hambrientos: “Tuve hambre, y me dieron de comer... porque cuantas veces hicieron esto con uno de estos más pequeños, que son mis hermanos, a mí me lo hicieron” (Mt 25, 35.40).

Es mi gran deseo que la reflexión sobre el tema del hambre, propuesta a los católicos brasileños durante el tiempo cuaresmal que se acerca, conduzca no sólo a acciones concretas – sin duda necesarias – que vayan de manera emergente en ayuda de los hermanos más necesitados, sino que también genere en todos la consciencia de que compartir los dones que el Señor nos concede en su bondad no puede limitarse a un momento, a una campaña o a algunas acciones puntuales, sino que debe ser una actitud constante de todos nosotros, que nos compromete con Cristo presente en todo aquel que pasa hambre.

Deseo igualmente que esta conciencia personal resuene en nuestras estructuras parroquiales y diocesanas, pero también que encuentre eco en los órganos de gobierno a nivel federal, estatal y municipal, así como en las demás entidades de la sociedad civil, para que, trabajando todos en conjunto, puedan erradicar definitivamente de las tierras brasileñas el flagelo del hambre. Recordemos que “los que sufren la miseria no son diferentes de nosotros. Tienen la misma carne y sangre que nosotros. Por ello, merecen que una mano los socorra y ayude, para que nadie se quede atrás y, en nuestro mundo, la fraternidad tenga derecho de ciudadanía” (Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación, 16 octubre 2018, n. 7).

Confiando estos deseos al cuidado de Nuestra Señora de Aparecida y como prenda de abundantes gracias celestiales que ayuden a las iniciativas nacidas a partir de la Campaña de la Fraternidad, imparto con gusto a todos los hijos e hijas de la querida nación brasileña, de manera especial a los que se esfuerzan incansablemente para que nadie pase hambre, la Bendición Apostólica, pidiéndoles que sigan orando por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 21 de diciembre de 2022.

FRANCISCO

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