NO TENGAN MIEDO DE LA VOLUNTAD DE DIOS: MENSAJE DEL PAPA A JÓVENES PARTICIPANTES EN FESTIVAL INTERNACIONAL EN MEDJUGORJE (27/07/2023)

Bajo el deseo de que vivan estos días “como una peregrinación espiritual” el Papa Francisco envió un mensaje a los jóvenes que están participando en el 34º Festival de Jóvenes en Medjugorje del 26 al 30 de julio bajo el lema “Estos son mi madre y mis hermanos”, para recordarles que Dios tiene un plan de amor para cada uno de ellos: “No tengan miedo de su voluntad, más bien pongan toda su confianza en su gracia. Para Él son realmente valiosos, son importantes para Él, porque son obra de sus manos”, dice el Papa en el mensaje, fechado el pasado 29 de junio, cuyo texto compartimos a continuación, traducido del italiano:

Muy queridos todos:

Me dirijo con alegría a ustedes que están participando en el Festival de la Juventud en Medjugorje, una ocasión para celebrar y renovar su fe. Les deseo que vivan estos días como una peregrinación espiritual que los llevará a encontrar al Señor Jesús en la Eucaristía, en la Adoración, en la Confesión, en las catequesis bíblicas, en la oración silenciosa y en el Rosario, y también a través de los testimonios.

El tema propuesto este año para su reflexión es: “Estos son mi madre y mis hermanos” (Mt 12, 49). El evangelista Mateo cuenta que, mientras Jesús habla a la multitud, alguien le dice que su madre y sus hermanos están afuera y lo buscan. Jesús responde con una pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?» (Mt 12, 48). Y, señalando a sus discípulos, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos; porque quien hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, esos son para mí mi hermano, hermana y madre» (Mt 12, 49-50).

Nos impactan mucho el gesto y las palabras de Jesús porque, a primera vista, parecen una falta de respeto a su Madre y sus parientes. En realidad, con esta expresión Él quiso señalarnos que es la adhesión a la voluntad del Padre la que nos establece en la unión con Él, un vínculo superior a los más estrechos vínculos de sangre. ¡Queridos jóvenes, la voluntad de Dios es un tesoro inestimable! Por eso la Virgen María abraza un vínculo de parentesco con Jesús antes incluso de darlo a luz. Ella se vuelve discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel respondiendo: «He aquí la sierva del Señor: que se haga en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). Desde aquel momento, toda su vida fue un continuo hacer la voluntad de Dios.

Sin embargo, nosotros nos encontramos a menudo en desacuerdo con esta voluntad, a veces nos cuesta trabajo comprenderla y acogerla, quisiéramos una vida distinta, sin desafíos, sin sufrimientos, quisiéramos nosotros mismos ser distintos, quizá más inteligentes, más ricos en talentos o disposiciones naturales. Pero, no hay para nosotros voluntad mejor que la del Padre, que es el proyecto de amor para nosotros envista de su reino y de nuestra plena felicidad. A menudo tememos a esta voluntad, porque tenemos miedo de que Dios pueda imponernos algo por puro arbitrio y no por nuestro bien; tenemos miedo de que aceptar su voluntad signifique renunciar a nuestra libertad. Debemos, en cambio, buscar intensamente, pedir a Dios Padre que nos haga conocer su voluntad y pedir que ésta se cumpla en nosotros. Y el motivo más profundo para desearla nos lo señala precisamente Jesús: hacer la voluntad del Padre nos hace sus hijos, hermanos, hermanas, madres, y nos hace crecer en el amor hacia Él y hacia los demás.

Queridos jóvenes, Dios tiene un proyecto para cada uno de ustedes. No tengan miedo de su voluntad, más bien pongan toda su confianza en su gracia. Para Él son valiosos e importantes, porque son obra de sus manos (cf. Exhort. ap. Christus vivit, 115). Sólo Él conoce su corazón y sus deseos más profundos. Sólo Él, que los ama con amor absoluto, es capaz de colmar sus aspiraciones. Nadie distinto a Dios podrá darles la verdadera felicidad. Siguiendo el ejemplo de María, sepan darle su “sí” incondicional. Que no haya lugar en su vida para el egoísmo ni para la pereza. Aprovechen su juventud para sentar, junto con el Señor, las bases de su existencia, porque su futuro personal, profesional y social dependerá de las decisiones que harán en estos años.

Que en este camino, queridos jóvenes, los acompañe María Santísima y los enseñe a discernir y acoger la voluntad del Padre celestial en su vida. Con la juventud, impriman al tiempo presente el signo de la esperanza y del entusiasmo. ¡Sean misioneros entusiastas de la nueva evangelización! Lleven a aquellos que sufren, a aquellos que están en búsqueda, la alegría que Jesús quiere darles. Llévenla a sus familias, a sus escuelas y universidades, a sus lugares de trabajo y a sus grupos de amigos, ahí donde viven. Si dejan trabajar en ustedes la gracia de Dios, si son generosos y perseverantes en su compromiso cotidiano, harán de este mundo un lugar mejor para todos. Los bendigo de corazón. Y les pido por favor orar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 29 de junio 2023
Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

FRANCISCO

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