NO TENGAN MIEDO DE IR A LAS FRONTERAS GEOGRÁFICAS Y EXISTENCIALES: PALABRAS DEL PAPA A MISIONERAS CLARETIANAS (24/07/2023)

Este 24 de julio el Santo Padre recibió en audiencia, en la Sala del Consistorio, a las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas, con ocasión de su XVIII Capítulo General. A las religiosas, el Pontífice, las animó a seguir profundizando su carisma congregacional y dar un testimonio fiel y valiente de ser consagradas. Compartimos a continuación el texto de su discurso, traducido del italiano:

Querida Madre General, queridas Hermanas capitulares:

Me alegra recibirlas hoy aquí, mientras están celebrando el Capítulo General Ordinario, el XVIII de su Congregación.

Sé que recorrieron un largo camino para preparar este evento, y que no lo hicieron solas, sino acompañadas por los demás miembros de la Familia Claretiana y por otras personas con las que comparten vida y misión. Gracias por este camino.

Su itinerario me recuerda al pasaje de Emaús. En ese relato evangélico vemos a dos discípulos que caminan juntos, en un determinado momento encuentran a un desconocido, charlan con él, lo invitan a cenar. Cuando descubren que ese peregrino es Jesús resucitado — y lo advierten cuando sienten que sus corazones arden ante su presencia, cuando son testigos de sus palabras y sus gestos, cuando comparten el pan y el vino, y entran en comunión con Él—; entonces, no pueden más que salir a anunciarlo, salen corriendo, y salen corriendo llenos de alegría. Podemos reconocer en el relato de Emaús los principales elementos del proceso sinodal que estamos viviendo en la Iglesia: encuentro, participación, diálogo, comunión, misión. Todo eso: encuentro, participación, diálogo, comunión, misión.

Y es lo que también ustedes quieren vivir y ofrecer desde la particularidad de su carisma, uniéndose al camino de la Iglesia universal. Les agradezco por esta disponibilidad, este anhelo de construir juntos espacios de escucha, y espacios de anuncio del Evangelio, en cada lugar del mundo donde están presentes.

Quisiera subrayar, a partir del nombre de la Congregación, tres notas que son las características de su vocación: ustedes son marianas, misioneras y claretianas. Tres cosas: son marianas, misioneras y claretianas. Son marianas, el Inmaculado Corazón de María las acompaña, les señala al Sagrado Corazón de su Hijo y les dice: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5). Es curioso: en la actitud del alma de María está siempre eso: señalar a Jesús, señalar a Jesús. Esa es la misión de la Madre: señalar a Jesús. Como misioneras, llevan el mensaje de Jesús allí donde son enviadas, con la confianza y la ternura de María, encarnando las palabras y los gestos del Señor para hacer presente en el mundo su Reino de amor. Y también son claretianas, hijas de Antonio María Claret; un santo pastor, misionero y fundador que intercede por ustedes y es el modelo al que siempre pueden mirar para aprender a cultivar la relación filial con María, la pasión por la evangelización y la audacia misionera.

Queridas hermanas, las invito a profundizar en sus raíces carismáticas, en esas tres notas congregacionales que las identifican: es la herencia que han recibido y que están llamadas a transmitir a cuantos las rodean, “contagiándoles” la alegría del Evangelio. No tengan miedo de atravesar fronteras geográficas e incluso fronteras existenciales, como lo hizo el Padre Claret, para que todos conozcan el amor desbordante del Corazón de Dios. La Iglesia y el mundo de hoy necesitan con urgencia el testimonio fiel y valiente de sus vidas consagradas.

Pido por los frutos del Capítulo, que sean creativos, les pido que no se olviden de orar por mí. Que Jesús las bendiga y María Inmaculada las cuide. Gracias.

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