PIDO SERVIRLE AL SEÑOR, QUE ESTOS VIAJES NO SEAN TURISMO: CONFERENCIA DE PRENSA DEL PAPA EN EL VUELO DE REGRESO A ROMA DESDE MACEDONIA (07/05/2019)

En el habitual encuentro con los periodistas durante el vuelo de regreso este 7 de mayo, el Papa Francisco comenzó recordando a Jean Vanier, fundador de El Arca, una institución que atiende a personas que padecen diversos tipos de discapacidad. Expresó su gratitud: “Quiero expresar mi gratitud por este testimonio, un hombre que supo leer la eficacia cristiana desde el misterio de la muerte, de la cruz, de la enfermedad. Del misterio de los que son descartados en el mundo”. El Papa respondió primero a las preguntas de los periodistas de Bulgaria y Macedonia para después responder a otras preguntas, entre ellas, una con respecto a la posibilidad de ordenar diaconisas. Reproducimos a continuación, el texto completo de la conferencia de prensa, traducido del italiano:

Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti:

Buenas tardes Santo Padre y gracias – después de una jornada tan intensa, después de días tan intensos – por estar aquí para compartir una pensamiento, una reflexión sobre este viaje tan intenso y tan bello. Viaje breve, conferencia de prensa inevitablemente breve, por lo cual no agrego otras palabras sino estas: Santo Padre, usted hoy ha caminado justamente sobre las huellas de la Madre Teresa, una gran testigo del amor cristiano, y todos estamos impactados – como usted, lo sabemos –por la muerte de Jean Vanier, un amigo, hermano de los últimos, otro gran testigo. Antes de las preguntas, le quiero preguntar si desea compartir un pensamiento sobre Jean Vanier.

Papa Francisco:

Sabía de la enfermedad de Jean Vanier, la hermana Genevieve me tenía informado. Hace una semana le llamé por teléfono, me ha escuchado, pero apenas podía hablar. Le quise expresar mi gratitud por este testimonio: un hombre que ha sabido leer la eficacia [la fecundidad] cristiana en el misterio de la muerte, de la cruz, de la enfermedad, en el misterio de aquellos que son despreciados y descartados en el mundo. Trabajó no sólo para los últimos sino también para aquellos que, antes de nacer corrían el riesgo de ser condenados a muerte. Su vida se gastó así. Simplemente gracias a él y gracias a Dios por habernos dado este hombre con su gran testimonio.

Gisotti:

Gracias Santo Padre. La primera pregunta la dirige Bigana Zherevska, de la televisión macedonia.

Bigana Zherevska (MRT):

Su Santidad, es un gran placer tenerlo en nuestro país y nos sentimos honrados con su visita. Lo que nos interesa es oír de usted ¿qué es lo que más lo ha impresionado de estos dos países? ¿Qué es lo que más lo ha impactado? ¿Una persona, una cosa? ¿Qué recordará de estos dos países cuando vuelva a Roma?

Papa Francisco:

Son dos naciones totalmente diferentes. Bulgaria es una nación de una tradición de siglos. Macedonia también tiene una tradición de siglos, pero no como país, como pueblo, que ha logrado últimamente constituirse como nación: una bella lucha. Para nosotros los cristianos, Macedonia es un símbolo de la entrada del cristianismo en Occidente. El cristianismo entró en Occidente a través de ustedes, aquel macedonio que se apareció a Pablo en sueños: “Ven a nosotros, ven a nosotros” (cf. Hch 16, 9). Él [Pablo] se iba a Asia, es un misterio esa llamada. Y el pueblo macedonio está orgulloso de esto, no pierde la oportunidad de decirnos: “El cristianismo entró en Europa a través de nosotros, por nuestra puerta, porque Pablo fue llamado por un macedonio”. Bulgaria tuvo que luchar mucho por su identidad como nación. En 1877 murieron 200 mil soldados rusos para reconquistar la independencia de mano de los turcos. ¡Pensemos qué significa 200 mil! Tanta lucha por la independencia, tanta sangre, tanto espíritu para encontrar la consolidación de la identidad. Macedonia tenía su identidad y ahora ha llegado a consolidarla como pueblo, también con pequeños grandes problemas como el nombre y las cosas que todos sabemos. En los dos países hay comunidades cristianas ortodoxas y católicas, y también musulmanas. El porcentaje ortodoxo es muy fuerte en ambos, es el más grande; el de los musulmanes es menor; y el de los católicos es mínimo en Macedonia, más grande en Bulgaria. Pero una cosa que he visto en ambas naciones son las buenas relaciones entre los diferentes credos, entre las distintas formas de fe. En Bulgaria lo hemos visto en la oración por la paz. Fue una cosa normal para los búlgaros, porque tienen buenas relaciones: cada uno tiene el derecho de expresar su propia religión y tiene el derecho de ser respetado. Me ha impactado mucho esto. Además el diálogo con el patriarca Neofit fue de una belleza… ¡Es un hombre de Dios! Me ha edificado mucho, un gran hombre de Dios. De Macedonia me ha tocado una frase que me dijo el presidente: “Aquí no hay tolerancia de religiones, hay respeto”. Se respeta. Y esto hoy, en un mundo donde el respeto falta tanto – pensemos, el respeto a los derechos humanos, a tantas cosas, el respeto a los niños, a los ancianos –, que el espíritu de un país sea el respeto, esto impacta. Me ha hecho bien. No sé si he respondido, más o menos sintéticamente. Gracias.

Gisotti:

Santo Padre, le dirige ahora la pregunta Petas Nanev, de la televisión bulgara BTV.

Petas Nanev (Televisión búlgara - BTV):

Buenas tardes. Es una pregunta más personal: me pregunto, Santidad, usted, como ser humano, ¿dónde encuentra fuerza en su cuerpo, en su espíritu…?

Papa Francisco:

¡Primero que todo quisiera decirte que no voy con la bruja! No sé, de verdad. Es un don del Señor. Cuando estoy en un país me olvido de todo, pero no porque quiera olvidarlo, me viene espontáneamente olvidarlo, y solo estoy ahí. Y después esto me da perseverancia. En los viajes no me canso. Después me canso, después. Pero ¿de dónde tomo la fuerza? Creo que el Señor me la da. No hay explicación. Le pido al Señor ser fiel, servirlo en este trabajo de los viajes, que el viaje no sea turismo, lo pido. Y el resto es gracia que viene de Él. No se me ocurre decirte otra cosa… Pero después…, ¡no hago tanto trabajo!

Gisotti:

Santo Padre, le dirige ahora la pregunta – seguimos en Europa oriental – Silvije Tomasevic, de la televisión y de la prensa croata, de “Večernji list”.

Silvije Tomasevic, de la televisión y de la prensa croata, de “Večernji list”:

Santidad, en las Iglesias nacionales ortodoxas no siempre no siempre están en concordia entre ellas: por ejemplo, no han reconocido a la Iglesia macedonia. Pero cuando se debe criticar a la Iglesia Católica, hablan al unísono: por ejemplo, la Iglesia serbia no quisiera que se canonice al Cardenal Stepinac. Su comentario sobre esta situación…

Papa Francisco:

En general las relaciones son buenas; son buenas y hay buena voluntad. Puedo decirle sinceramente que he encontrado entre los Patriarcas hombres de Dios. Neofit un hombre de Dios. Y después, al que llevo en el corazón – una preferencia – es Elías II, de Georgia: es un hombre de Dios que me ha hecho mucho bien. Bartolomé es un hombre de Dios, Kiril es un hombre de Dios… Son los grandes patriarcas que dan testimonio. Usted podrá decirme: pero este tiene este defecto, es muy político, aquel tiene otro defecto… Todos los tenemos, también yo. Pero en los patriarcas he encontrado hermanos; y en algunos de verdad, no quiero exagerar, pero quisiera decir la palabra, santos, hombres de Dios. Y esto es muy importante. Después están las cosas históricas, cosas históricas de nuestras Iglesias, algunas viejas. Por ejemplo, hoy el presidente [de Macedonia del Norte] me decía que el cisma entre Oriente y Occidente comenzó aquí, en Macedonia. ¿Ahora viene el Papa por primera vez para remendar el cisma? No sé. Pero somos hermanos, porque no podemos adorar a la Santísima Trinidad sin las manos unidas de hermanos. Esta es una convicción no solo mía, también de los Patriarcas, todos. Esto es una gran cosa. Después hay un punto histórico. ¿Usted es croata? [Responde: sí] Me parecía haber sentido el olor… [ríe], el olor de Croacía. Un caso histórico es este: la canonización de Stepinac. Stepinac es un hombre virtuoso, por esto la Iglesia lo ha declarado beato. Se le puede rezar, es beato. Pero en un cierto momento del proceso de canonización hay ciertos puntos no claros, puntos históricos. Yo, que debo firmar la canonización bajo mi responsabilidad, he orado, he reflexionado, he pedido consejo y he visto que debo pedir ayuda al patriarca serbio Ireneo, un gran Patriarca. E Ireneo ha dado la ayuda, hemos hecho una comisión histórica juntos y hemos trabajado juntos, porque ya sea a Ireneo o a mí lo único que nos interesa es la verdad, no equivocarnos. ¿Para qué sirve una declaración de santidad si no es clara la verdad? No le sirve a nadie. Sabemos que [el cardinal Stepinac] es un hombre bueno y que es beato, pero para dar este paso he buscado la ayuda de Ireneo para llegar a la verdad. Y se está estudiando. Primero que todo se hizo la comisión, han dado su parecer. Pero ahora se están estudiando otros puntos, profundizando algunos puntos para que la verdad sea clara. No tengo miedo de la verdad, no tengo miedo. Sólo tengo temor del juicio de Dios. Gracias.

Gisotti:

Santo Padre, creo que hay tiempo para una pregunta más, si lo cree conveniente: Joshua McElwee del National Catholic Reporter.

Joshua McElwee, del National Catholic Reporter:

Muchas gracias, Santo Padre. En Bulgaria usted visitó una comunidad ortodoxa que ha continuado una larga tradición de ordenar a mujeres diaconisas para proclamar el Evangelio. Dentro de pocos días usted se encontrará con la Unión Internacional de Superioras Generales, que solicitó hace tres años la comisión sobre la historia de las mujeres diaconisas. ¿Puede decirnos alguna cosa que sepa sobre el reporte de la comisión, sobre el ministerio de las mujeres en los primeros años de la Iglesia? ¿Ha tomado alguna decisión?

Papa Francisco:

La comisión se hizo, ha trabajado por casi dos años. Eran todos distintos, todos “sapos de distintos pozos”, todos pensaban diferente, pero han trabajado juntos y se han puesto de acuerdo hasta un cierto punto. Pero cada uno de ellos tiene su propia visión, que no concuerda con la de los otros y están detenidos como comisión, y cada uno está estudiando cómo seguir adelante. Sobre el diaconado femenino: hay un modo de concebirlo no con la misma visión del diaconado masculino. Por ejemplo, las fórmulas de ordenación diaconal encontradas hasta ahora – según la comisión – no son las mismas que para la ordenación diaconal masculina, y se parecen más a la que hoy sería la bendición de una abadesa. Este es el resultado de algunos de ellos. Yo estoy hablando un poco así, de lo que recuerdo. Otros dicen: no, esto es una fórmula diaconal… Pero debaten, no es claro. Había diaconisas al inicio. Pero ¿era ordenación sacramental o no? Y sobre esto se discute y no se ve claro. Sí, ayudaban, por ejemplo en la liturgia, en los bautismos: como los bautismos eran de inmersión, cuando se bautizaba una mujer las diaconisas ayudaban; también en la unción del cuerpo de la mujer. Luego salió un documento en el que se veía que las diaconisas eran llamadas por el obispo cuando había una disputa matrimonial, para la nulidad del matrimonio, o el divorcio o la separación. Cuando la mujer acusaba al marido de golpearla las diaconisas eran enviadas por el obispo para ver el cuerpo y buscar moretones, y así daban testimonio en el juicio. Son las cosas que recuerdo. Pero lo fundamental es que no hay certeza de que fuese una ordenación con la misma forma y la misma finalidad que la ordenación masculina. Algunos dicen: hay duda, sigamos adelante estudiando. No tengo miedo del estudio. Pero, hasta este momento no va. Después, es curioso que donde hubo diaconisas era casi siempre una zona geográfica, sobre todo Siria, y en otras partes poco o nada. Todas estas cosas son las he recibido de la comisión. Cada uno sigue estudiando. Se ha hecho un buen trabajo porque se ha llegado hasta un cierto punto común, y esto puede servir como base para seguir adelante estudiando y dar una respuesta definitiva sobre el sí o sobre el no, según las características de la época. Una cosa interesante: algunos – ahora nadie lo dice – algunos teólogos de hace 30 años decían que no había diaconisas porque las mujeres estaban en segundo plano en la Iglesia y no sólo en la Iglesia. Pero es curioso: en esa época había muchas sacerdotisas paganas, el sacerdocio femenino en los cultos paganos estaba a la orden del día. Y, ¿cómo se explica que, existiendo este sacerdocio femenino, sacerdocio pagano, con las mujeres no se diese en el cristianismo? También esto se está estudiando. Hemos llegado a un cierto punto, y ahora cada uno de los miembros está estudiando según su tesis. Esto es bueno. Varietas delectat.

Gisotti:

Santo Padre, gracias por su disponibilidad: la conferencia termina aquí, porque el vuelo es breve y dentro de poco se servirá la cena. Entonces, gracias a todos por el gran trabajo que han hecho en estos días, con velas en las noches para varias transferencias. Gracias, Santo Padre.

Papa Francisco:

Pero yo quisiera decir una cosa, sobre el viaje: En qué cosas he encontrado más consuelo y lo que me ha tocado profundamente del viaje. Dos experiencias “límite”. Una experiencia con los pobres hoy aquí, en Macedonia, en el memorial de Madre Teresa. Había muchos pobres, pero era necesario ver la dulzura de esas hermanas: curaban a los pobres sin paternalismo, como si fueran sus hijos. Una dulzura, y también la capacidad de acariciar a los pobres. La ternura, ¡la ternura de estas hermanas! Hoy nosotros estamos acostumbrados a insultarnos: el político insulta al otro, un vecino insulta al otro, también en las familias se insultan entre ellos. No me atrevo a decir que hay una cultura del insulto, pero el insulto es un arma que se lleva a la mano, también hablar mal de los demás, la calumnia, la difamación... Y ver a estas hermanas que curaban a cada persona como si fuera Jesús, me ha impactado. Se acercó un joven, bueno, y la superiora me dijo: “Este es bueno”, y lo acarició y me ha dicho delante de él: “Ore por él porque bebe demasiado”. Pero con la ternura de una mamá, y esto me ha hecho sentir a la Iglesia madre. Es una de las cosas más bellas, encontrar la maternidad de la Iglesia. Hoy la he sentido allí y agradezco a los macedonios por tener este tesoro en la ciudad de Skopje.

Y luego otra experiencia “límite” fueron las Primeras Comuniones en Bulgaria. Es verdad, me emocioné porque la memoria se fue al 8 de octubre de 1944, a mi Primera Comunión cuando entrábamos cantando “Oh santo altar, custodiado por los ángeles”, aquel canto viejo que seguramente alguno de ustedes recuerda. He visto a esos niños que se abren a la vida con una decisión sacramental. La Iglesia custodia a los niños, son un límite [son pequeños], deben crecer, son promesa, y esto lo he vivido muy fuertemente. He sentido en ese momento que esos 245 niños eran el futuro de la Iglesia, eran el futuro de Bulgaria.

Son dos cosas que he vivido con mucha intensidad. Quería comunicarles esto. Y muchas gracias. Oren por mí.

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