LA PALABRA DE DIOS ROMPE NUESTROS ESQUEMAS: PALABRAS DEL PAPA A UNA DELEGACIÓN DE LA SOCIEDAD BÍBLICA AMERICANA (31/10/2018)

En la pequeña Aula adyacente al Aula Pablo VI en el Vaticano, el Papa recibió la mañana de este 31 de octubre a una delegación de la Sociedad Bíblica Americana. Los cuarenta miembros escucharon el mensaje del Papa Francisco en el que les animó a intensificar el compromiso dirigido a «transformar la vida de las personas a través de la Palabra de Dios», deseándoles que al término de estos días de retiro puedan «renovar la dedicación al ministerio bíblico, por el bien de tantos hermanos y hermanas». En el discurso, sintético pero lleno de significado, recordó que la Palabra de Dios tiene el poder de transformar la vida, porque «es viva y eficaz», y «más cortante que cualquier espada de doble filo» y que ella «discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Heb 4, 12), el Pontífice quiso expresar sus mejores deseos a los miembros de la Sociedad Bíblica, y desglosó el significado de cada uno de estos tres términos. Compartimos a continuación el texto completo de su discurso, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Me complace darles la bienvenida, agradecido por su visita. Les doy las gracias por la actividad de la American Bible Society y les aliento a continuar y, en la medida de lo posible, a intensificar el compromiso de «transformar las vidas de las personas a través de la Palabra de Dios», como se expresa en su mission statement. Verdaderamente la Palabra de Dios tiene el poder de transformar la vida, porque «es viva, eficaz y más cortante que espada alguna de dos filos; [...] escruta los sentimientos y pensamientos del corazón» (Heb 4, 12). Con este pasaje de la Carta a los Hebreos, quisiera expresar mis mejores deseos a ustedes, venidos a Roma para su retiro anual, centrado precisamente en el poder de la Palabra divina.

Esa Palabra es viva y eficaz. En efecto, desde el principio «Dios dijo [...] y fue» (Gn 1, 6-7). Y en la plenitud de los tiempos, Jesús nos ha dado palabras que «son espíritu y vida» (Jn 6, 63). Con la palabra, Él dio nueva vida a corazones apagados, como el de Zaqueo y al publicano Mateo, cuando «le dijo: "Sígueme”. Y él se levantó y lo siguió» (Mt 9, 9). En los próximos días, al rezar con las Escrituras, volverán a experimentar su eficacia: no queda sin efecto, sin cumplir aquello por lo que Dios nos la ha dado (cf. Is 55, 10-11). Les deseo que reciban siempre la Biblia en su preciosa unicidad: como palabra que, imbuida del Espíritu Santo, dador de vida, nos comunica a Jesús que es vida (cf. Jn 14, 6) y así hace fecunda nuestra vida. Ningún otro libro tiene el mismo poder. Mediante su palabra, conocemos al Espíritu que la inspiró; de hecho, sólo en el Espíritu Santo puede ser verdaderamente recibida, vivida y anunciada, porque el Espíritu enseña todo y recuerda cuanto Jesús dijo (cf. Jn 14, 26).

Además, la Palabra de Dios es cortante. Es miel que da la dulzura consoladora del Señor, pero también es espada que lleva una inquietud saludable al corazón (cf. Ap 10, 10). En efecto, penetra en lo más profundo y saca a la luz las zonas de sombra del alma. Cavando, purifica. El doble tajo de esta espada, en un primer momento puede doler, pero en realidad es beneficioso, porque amputa lo que nos separa de Dios y del amor. Deseo que sientan y disfruten internamente, a través de la Biblia, el tierno afecto del Señor, así como su presencia sanadora, que nos escruta y nos conoce (cf. Sal 138, 1).

Finalmente, la palabra divina escruta los pensamientos y los sentimientos. El Verbo de vida también es la verdad (cf. Jn 14, 6) y su palabra hace la verdad en nosotros, disipando falsedades y dobleces. Las Escrituras nos empujan continuamente a redirigir la ruta de la vida hacia Dios. Dejarnos leer por la Palabra nos permite así convertirnos en “libros abiertos”, transparencias vivas de la Palabra que salva, testigos de Jesús y anunciadores de su novedad. La Palabra de Dios, en efecto, aporta siempre noticias, es inasible, escapa de nuestras predicciones y a menudo rompe nuestros patrones.

Les deseo que al final de estos días renueven la dedicación a su ministerio bíblico por el bien de tantos hermanos y hermanas. Les doy las gracias y les pido que me recuerden en la oración. Gracias.

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