EL CUIDADO DE LA CREACIÓN ES VOCACIÓN PARA CADA SER HUMANO: HOMILÍA EN LA INAUGURACIÓN DEL BORGO LAUDATO SI’ EN CASTEL GANDOLFO (05/09/2025)

Esta tarde del 5 de septiembre, el Papa León XIV visitó el proyecto del Borgo Laudato si’ nacido en 55 hectáreas pertenecientes en un momento a las Villas Pontificias en Castel Gandolfo y se encontró con los trabajadores que cuidan las más de tres mil especies de plantas que hay en el lugar. En su homilía del Rito de Bendición recordó que “somos criaturas entre las criaturas, y no creadores”, invitando a transformar la naturaleza en un lugar de cercanía, que “no puede dejar de hablarnos de Dios”. Compartimos a continuación el texto de su homilía, traducido del italiano:

Muy queridos hermanos y hermanas:

En el texto del Evangelio de Mateo que acabamos de escuchar, Jesús dirige distintas enseñanzas a sus discípulos. Quisiera detenerme en una de ellas, que parece particularmente oportuna para esta celebración. Dice así: «Miren los pájaros del cielo… observen cómo crecen los lirios del campo» (Mt 6, 26.28).

No es raro que el Maestro de Nazaret haga referencia a la naturaleza en sus enseñanzas. Flora y fauna son a menudo protagonistas en sus parábolas. Pero en este caso hay una clara invitación a observar y contemplar la creación, acciones encaminadas a comprender el diseño original del Creador.

Todo ha sido sabiamente ordenado, desde el principio, para que todas las criaturas concurran a la realización del Reino de Dios. Cada criatura tiene un papel importante y específico en su proyecto y cada una es “buena”, como subraya el Libro del Génesis (cf. Gen 1, 1-29).

En el mismo pasaje evangélico, refiriéndose a los pájaros y a los lirios, Jesús dirige a sus discípulos dos preguntas: «¿Acaso no valen más que ellos?; y después: «Si Dios viste así a las hierbas del campo, … ¿no hará mucho más por ustedes?» (Mt 6, 30).

Casi retomando implícitamente el relato del Génesis, Jesús subraya el lugar especial reservado, en el acto de la creación, al ser humano: la criatura más hermosa, hecha a imagen y semejanza de Dios. Pero a dicho privilegio está asociada una gran responsabilidad: la de proteger a todas las demás criaturas, respetando el diseño del Creador (cf. Gen 2, 15).

El cuidado de la creación, por tanto, representa una verdadera vocación para cada ser humano, un compromiso que hay que desempeñar dentro de la creación misma, sin olvidar nunca que somos criaturas entre las criaturas y no creadores. Por eso es importante, como escribía mi Predecesor, «recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea» (Enc. Laudato si’, 225).

El Borgo Laudato si’, que hoy inauguramos, se coloca como una de las iniciativas de la Iglesia que tienden a realizar esta «vocación de ser custodios de la obra de Dios» (Exhort. ap. Laudate Deum, 217): una tarea exigente pero hermosa, fascinante, que constituye un aspecto primario de la experiencia cristiana.

El Borgo Laudato si’, es una semilla de esperanza, que el Papa Francisco nos dejó como herencia, una «semilla que puede dar frutos de Justicia y de paz» (Mensaje para la X Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación). Y lo hará y permanecemos fieles a su mandato: ser un modelo tangible de pensamiento, de estructura y acción, capaz de favorecer la conversión ecológica a través de la educación y la catequesis.

Lo que vemos hoy es una síntesis de extraordinaria belleza, donde espiritualidad, naturaleza, historia, arte, trabajo y tecnología intentan cohabitar en armonía. Esta es, en definitiva, la idea del “borgo”, un lugar de cercanía y proximidad en la convivencia.

Y todo esto no puede dejar de hablarnos de Dios.

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