LA FAMILIARIDAD Y CERCANÍA DE LOS FARMACÉUTICOS: PALABRAS DEL PAPA A LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE FARMACÉUTICOS CATÓLICOS (02/05/2022)

Al recibir, la mañana de este 2 de mayo, a la Federación Internacional de Farmacéuticos Católicos, el Papa Francisco subrayó que la emergencia sanitaria fue para esta categoría una ocasión para estar cerca de la gente. La audiencia se celebró en Casa Santa Martha a causa de su problema de rodilla. El Obispo de Roma sugirió que se inspiren “en la tradición milenaria que, en Europa, se remonta a las antiguas farmacias de los monasterios”. Compartimos a continuación, el texto de su intervención, traducido del italiano:

Queridos amigos, buenos días y bienvenidos:

Esta audiencia debería ser en el Palacio Apostólico, pero debido a mi rodilla es aquí. Discúlpenme. Agradezco a su presidente por sus corteses palabras, y me alegra encontrarles como representantes del mundo de los farmacéuticos. Ustedes son los directivos de la Federación Internacional de Farmacéuticos Católicos, Pero sabemos que nuestras asociaciones eclesiales están siempre abiertas a todos y al servicio de todos, naturalmente en el respeto de los principios de la moral cristiana, fundada en la dignidad de la persona humana.

La pandemia de COVID-19 puso a los farmacéuticos, por así decirlo, en primera línea. Los ciudadanos, a menudo perdidos, encontraron en ustedes un punto de referencia para tener asistencia, consejos, información y también – lo sabemos bien –para poder hacer rápidamente las pruebas necesarias para la vida y las actividades cotidianas. Pienso que esta situación de crisis también puso a prueba en su ambiente profesional la exigencia de “hacer cuerpo”, de apoyarse mutuamente. Y esto debería ser un incentivo para asociarse. Me congratulo con su Federación porque supo leer esta crisis también como oportunidad y relanzó el valor del esfuerzo asociado, típico de la tradición católica.

Quisiera regresar sobre su papel social. Los farmacéuticos son como un “puente” entre los ciudadanos y el sistema de salud. Este último está muy burocratizado, y aún más la pandemia lo ha puesto a dura prueba, haciendo más lentos, si no es que a veces paralizando, los procedimientos. Esto implica, concretamente, para quien está enfermo mayores molestias, mayores sufrimientos y, desafortunadamente, daños ulteriores para la salud. En tal contexto el grupo de los farmacéuticos ofrece una doble contribución al bien común: aligera el peso sobre el sistema de salud y disminuye la tensión social. Naturalmente este papel se desarrolla con gran prudencia y seriedad profesional, pero para la gente es muy importante el aspecto de la cercanía – subrayo esto: la cercanía –, el aspecto del consejo, de esa familiaridad que debería ser propia de una asistencia sanitaria “a la medida del hombre”. Esto es verdad. En el barrio los farmacéuticos son como de casa, están a la mano. Se debe ir con el médico, pero con los farmacéuticos van, suenan la campanita y los encuentran a la mano: “Tome esto”, es algo más familiar, más cercano.

Otro aspecto que quisiera remarcar, que también tiene un valor social y cultural, es la contribución que los farmacéuticos pueden dar para la conversión hacia una ecología integral. Todos estamos llamados a aprender un estilo de vida más respetuoso del medio ambiente en el que Dios nos ha puesto, de nuestra casa común. Y en este estilo de vida entra también una manera sana de alimentarse y, en general, de vivir. Pienso que también sobre esto los farmacéuticos pueden “crear cultura”, promoviendo una mayor sabiduría en la conducción de una vida sana. En esto les puede inspirar la tradición milenaria que aquí en Europa se remonta a las antiguas farmacias de los monasterios. Pero hoy, gracias a Dios, estas raíces se pueden enriquecer con los conocimientos y las prácticas propias de otras culturas, como las orientales, olas de los pueblos nativos de América. Diría que ustedes los farmacéuticos pueden ayudarnos a desenmascarar los engaños de un falso bienestar y educar hacia un verdadero “buen vivir”, que no sea un privilegio de pocos sino esté al alcance de todos. El buen vivir, no en el sentido de la buena vida, sino vivir en consonancia con el medio ambiente, en consonancia con el universo, con todos.

Queridos amigos, les deseo todo bien para su trabajo y para su camino como asociación. Les bendigo de corazón y les encomiendo a la intercesión de la Virgen María y de su patrono San Giovanni Leonardi. Y por favor, no se olviden de orar por mí.

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