EL PAPA FRANCISCO PIDIÓ A LA MADRE DE DIOS SU MATERNAL PROTECCIÓN EN LA PLAZA DE ESPAÑA (08/12/2015)

Desde una hora antes de la llegada del Papa Francisco a la Plaza de España de Roma, no cabía un alfiler en esta céntrica zona de la capital italiana, donde cada 8 de diciembre el obispo de la ciudad deja flores a la estatua de la Inmaculada Concepción, para pedir su intercesión por el mundo entero. Recibido con un gran aplauso y con gritos de ¡Viva la Virgen! y ¡Viva el Papa!, el Papa Francisco pidió a la Madre de Dios su maternal protección y bendijo las flores que le dejó a los pies de la columna que sujeta su imagen.

Compartimos a continuación la oración que el Santo Padre dirigió a la Madre de Dios esta tarde en Roma, traducida del italiano:

Virgen María,
en este día de fiesta por tu Inmaculada Concepción,
vengo a presentarte el homenaje de fe y de amor
del pueblo santo de Dios que vive en esta Ciudad y Diócesis.
Vengo en nombre de las familias, con sus alegrías y fatigas;
de los niños y de los jóvenes, abiertos a la vida;
de los ancianos, llenos de años y de experiencia;
de modo especial vengo ante ti
por parte de los enfermos, de los encarcelados,
de quienes sienten más difícil el camino.
Como Pastor vengo también en nombre de cuantos
han llegado desde tierras lejanas en búsqueda de paz y de trabajo.
Bajo tu manto hay lugar para todos,
porque tú eres la Madre de la Misericordia.
Tu corazón está lleno de ternura hacia todos tus hijos:
la ternura de Dios, que en ti se ha encarnado
y se ha hecho nuestro hermano, Jesús,
Salvador de todo hombre y de toda mujer.
Mirándote, Madre nuestra Inmaculada,
reconocemos la victoria de la divina Misericordia
sobre el pecado y sobre todas sus consecuencias;
y se enciende en nosotros la esperanza de una mejor vida,
libre de la esclavitud, rencor y miedo.
Hoy, aquí, en el corazón de Roma, sentimos tu voz de madre
que llama a todos a ponerse en camino
hacia aquella Puerta, que representa a Cristo.
Tú dices a todos: "Vengan, acérquense confiados;
entren y reciban el don de la Misericordia;
no tengan miedo, no sientan vergüenza:
el Padre los espera con los brazos abiertos
para darles su perdón y recibirlos en su casa.
Vengan todos a la fuente de la paz y de la alegría".
Te agradecemos, Madre Inmaculada,
porque en este camino de reconciliación
tú no nos hacen caminar solos, sino nos acompañas,
estas cerca de nosotros y nos sostienes en toda dificultad.
Que tú seas bendita, ahora y siempre, Madre. Amen.

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