TRABAJAR POR UN MUNDO MÁS JUSTO, FRATERNO Y UNIDO: PALABRAS DEL PAPA A EMBAJADORES EN LA PRESENTACIÓN DE CARTAS CREDENCIALES (04/12/2020)

El Papa Francisco recibió en la Sala Clementina, la mañana de este 4 de diciembre, a los embajadores de Jordania, Kazajstán, Zambia, Mauritania, Uzbekistán, Madagascar, Estonia, Ruanda, Dinamarca y la India, quienes presentaron las Cartas Credenciales como Embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios de sus países ante la Santa Sede. El Papa dio la bienvenida a los nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede a quienes ofreció sus mejores deseos y les aseguró el apoyo de todas las instancias vaticanas “para ayudarles en el cumplimiento de sus responsabilidades”. El Obispo de Roma dirigió una alocución a los diplomáticos recordando un fragmento del mensaje dirigido al mundo en el Momento Extraordinario de Oración, el pasado 27 de marzo, momento marcado por la propagación acelerada de la pandemia. Compartimos a continuación el texto completo de su mensaje, traducido del italiano:

Excelencias:

Me complace recibirlos para la presentación de las cartas que los acreditan como Embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios de sus países ante la Santa Sede: de Jordania, Kazajstán, Zambia, Mauritania, Uzbekistán, Madagascar, Estonia, Ruanda, Dinamarca e India. Les pido que transmitan mis sentimientos de estima a sus respectivos Jefes de Estado, junto con la seguridad de mis oraciones por ellos y por sus compatriotas.

Su misión comienza en un período de gran desafío para toda la familia humana. Incluso antes de la pandemia de COVID-19, estaba claro que 2020 sería un año caracterizado por urgentes necesidades humanitarias, debidas a los conflictos, la violencia y el terrorismo en diferentes partes del mundo. Las crisis económicas están causando hambre y migraciones masivas, mientras que el cambio climático aumenta el riesgo de desastres naturales, hambrunas y sequías. Y ahora la pandemia está agravando las desigualdades ya presentes en nuestras sociedades; de hecho, los pobres y los más vulnerables de nuestros hermanos y hermanas corren el riesgo de ser descuidados, excluidos y olvidados. La crisis nos ha hecho comprender que nos encontramos «en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente» (Momento extraordinario de oración, 27 de marzo de 2020).

Hoy, quizás más que nunca, nuestro mundo cada vez más globalizado requiere urgentemente un diálogo y una colaboración sinceros y respetuosos, capaces de unirnos para hacer frente a las graves amenazas que se ciernen sobre nuestro planeta e hipotecan el futuro de las jóvenes generaciones. En mi reciente encíclica Fratelli tutti expresaba el deseo de que «en este tiempo que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de fraternidad» (n. 8). La presencia de la Santa Sede en la comunidad internacional se pone al servicio del bien común global, llamando la atención sobre los aspectos antropológicos, éticos y religiosos de las diversas cuestiones que se refieren a la vida de las personas, los pueblos y las naciones enteras.

Espero que su actividad diplomática como representantes de sus naciones ante la Santa Sede favorezca la «cultura del encuentro» (Fratelli tutti, 215), tan necesaria para superar las diferencias y divisiones que tan a menudo obstaculizan la realización de los altos ideales y objetivos propuestos por la comunidad internacional. Cada uno de nosotros está invitado, de hecho, a trabajar cotidianamente para la construcción de un mundo cada vez más justo, fraterno y unido.

Queridos embajadores, en el momento que inician su misión ante la Santa Sede, formulo mis mejores deseos y les aseguro la constante disponibilidad de las diversas oficinas de la Curia Romana para asistirlos en el cumplimiento de sus responsabilidades. Sobre ustedes y sobre sus familias, sobre sus colaboradores y sobre todos sus compatriotas, invoco de corazón las bendiciones divinas.

¡Gracias!

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