EL AMOR DE JESÚS NO TIENE LÍMITES: HOMILÍA DEL PAPA EN LA MISA DE LA CENA DEL SEÑOR (02/04/2015)

La tarde de este Jueves Santo el Papa dejó el Vaticano para dirigirse a la cárcel romana de Rebibbia donde se encontró con los allí detenidos. En la adyacente iglesia "Padre Nuestro", el Obispo de Roma celebró la Misa "in Coena Domini" durante la cual lavó los pies a algunos encarcelados y encarceladas del cercano centro penitenciario femenino. Antes de empezar con el rito del lavatorio de los pies, el Papa explicó a los presentes cuál es su origen, y recordó que antiguamente la gente cuando llegaba a una casa tenía los pies sucios del polvo del camino, ya que antes las calles no estaban adoquinadas, y se los lavaban a la entrada de las casas. Pero esto no lo hacía todos, "lo hacían los esclavos", explica. "Y Jesús lava, como esclavo, nuestros pies, los pies de los discípulos". Así, explica "es tanto el amor de Jesús que se ha hecho esclavo para servirnos, para curarnos, para limpiarnos".

Compartimos a continuación el texto de su homilía, traducido del italiano:

Este Jueves, Jesús estaba a la mesa con los discípulos celebrando la fiesta de la Pascua. El pasaje del Evangelio que hemos escuchado dice una frase que es precisamente el centro de lo que Jesús ha hecho por todos nosotros. "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo". Jesús nos amó. Jesús nos ama. Pero sin límites, siempre, hasta el final. El amor de Jesús por nosotros no tiene límites. Siempre más, siempre más. No se cansa de amar. A ninguno. Nos ama a todos nosotros. Hasta el punto de dar la vida por nosotros. Sí, dar la vida por nosotros, dar la vida por todos nosotros, dar la vida por cada uno de nosotros. Y cada uno de nosotros puede decir "da la vida por mí", cada uno. Ha dado la vida por tí, por tí, por tí, por ustedes, por mí... Por cada uno, con nombre y apellido. Su amor es así, personal. El amor de Jesús no decepciona nunca por Él no se cansa de amar como no se cansa de perdonar, no se cansa de abrazarnos. Esta es la primera cosa que quería decirles, Jesús nos amó a cada uno de nosotros hasta el final.

Y después hace esto que los discípulos no entendían. Lavar los pies. En aquel tiempo era habitual esto porque la gente cuando llegaba a una casa tenía los pies sucios del polvo del camino. No había "sanpietrini" en aquella época, el polvo del camino. Y a la entrada de la casa, se lavaban los pies. Pero esto no lo hacía el dueño de la casa, lo hacían los esclavos. Era trabajo de esclavos. Y Jesús lava como esclavo nuestros pies, los pies de los discípulos. Por eso dice a Pedro "esto que hago yo, tú ahora no lo entiendes". "Lo entenderás después". Jesús, es tanto el amor, que se ha hecho esclavo para servirnos, para sanarnos, para limpiarnos. Y hoy, en esta misa, la Iglesia quiere que el sacerdote lave los pies a doce personas, en memoria de los doce apóstoles. Pero en nuestro corazón debemos tener la certeza, debemos estar seguros que el Señor cuando nos lava los pies, nos lava todo, nos purifica, nos hace sentir otra vez su amor. En la Biblia hay una frase del profeta Isaías muy bonita, "¿pero puede una madre olvidarse de su hijo? Si una madre se olvidara de su hijo, yo nunca me olvidaré de ti". Así es el amor de Dios por nosotros.

Yo lavaré hoy los pies de doce de ustedes. Pero, en estos hermanos y hermanas, están todos ustedes, todos, todos, todos los que viven aquí. Ustedes les representan. Pero yo también necesito ser lavado por el Señor. Por esto, recen durante esta misa, para que el Señor también lave mis suciedades, para que yo me convierta en más esclavo de ustedes, más esclavo en el servicio de la gente, como ha sido Jesús.

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