CON EL EJEMPLO DE SANTA ROSALÍA DEN UN ROSTRO BELLO A PALERMO: MENSAJE DEL PAPA POR EL IV CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LAS RELIQUIAS DE SANTA ROSALÍA (08/07/2024)
Al querido Hermano Mons. Corrado Lorefice
Arzobispo Metropolitano de Palermo
La feliz ocasión del IV Centenario del hallazgo del cuerpo de Santa Rosalía es una ocasión especial para unirme espiritualmente a ustedes, queridos hijos e hijas de la Iglesia de Palermo, que desea elevar al Padre celestial, fuente de toda gracia, la alabanza por el don de tan sublime figura de mujer y “apóstola”, que no dudó en acoger las pruebas de la soledad por amor a su Señor. Mi pensamiento deferente se dirige a ti, querido hermano Corrado, a las autoridades civiles y militares, como también saludo con afecto a los sacerdotes, a las religiosas y religiosos, a quienes pertenecen a las muchas Cofradías, a los movimientos laicales y a todos aquellos que en el curso de este Año Jubilar se han unido en la oración, aprendiendo de Santa Rosalía la pasión por los pobres y la fidelidad a la Buena Noticia.
“Per amore a Domini mei”, es el motivo que Santa Rosalía aduce al entregar su propia existencia y abandonar las riquezas del mundo. La vida del cristiano, tanto en los tiempos en que vivió nuestra Virgen eremita como en nuestros días, está constantemente marcada por la cruz; los cristianos son los que aman siempre, pero a menudo en circunstancias en las que el amor no es comprendido o incluso es rechazado. Aún hoy, se trata de una elección a contracorriente, pues los que siguen a Cristo están llamados a hacer suya la lógica del Evangelio, que es esperanza, que decide en su corazón hacer espacio al amor para darlo a los demás, para sacrificarlo en favor del hermano, para compartirlo con los que no lo han experimentado a causa de las “pestes” que afligen a la humanidad.
Ustedes, fieles y devotos de la “Santuzza”, como filialmente se dirigen a ella, son los herederos espirituales que deben traducir en un estilo de vida evangélico, su testimonio de fe y caridad hacia el prójimo. Como ella, ustedes den un bello rostro a su territorio, rico en cultura, historia y fe profunda, donde grandes mujeres y hombres han encontrado la fuerza para gastarse por el Evangelio y la justicia social. En la escuela de Santa Rosalía, renunciando a lo que es superfluo, no duden en ofrecerse con generosidad a los demás. Tengan fortaleza de espíritu para afrontar los desafíos que todavía obstaculizan el renacimiento de esta ciudad, cuyo camino está plagado por tantos problemas, y de ellos, algunos muy dolorosos. Miren con valentía a Aquel que es Misericordia, a cuyos ojos no son invisibles los sufrimientos de Su pueblo porque «hasta los cabellos de su cabeza están contados» (Mt 10, 30); Él conoce nuestras penas y está dispuesto a derramar el bálsamo de la consolación que sana y da renovados impulsos.
Con Rosalía, mujer de esperanza, los exhorto entonces: ¡Iglesia de Palermo, levántate! Sé faro de nueva esperanza, sé Comunidad viva que, regenerada por la sangre de los Mártires, da testimonio verdadero y luminoso de Cristo nuestro Salvador. Pueblo de Dios en esta franja de tierra bendita, no pierdas la esperanza y no cedas al desaliento. Vuelve a descubrir la alegría del asombro ante la caricia de un Padre que te llama hacia sí y te conduce por los caminos de la vida para saborear los frutos de la concordia y de la paz.
Deseo que este Año Jubilar Rosaliano, que está llegando a su conclusión, haya favorecido sobre todo un nuevo florecimiento espiritual inserto en el camino iniciado por su Comunidad eclesial; por tanto, los invito a ponerse con docilidad a la escucha del Espíritu Santo para que puedan realizar una copiosa estación pastoral, dispuestos a expandir el perfume de la acogida y de la misericordia.
Entreguen a su Santa Patrona los deseos y aspiraciones que llevan en el corazón; pídanle a ella, mujer del silencio orante, que disipe los temores y venza las resignaciones que sofocan las raíces del bien, para que sean audaces discípulos del Maestro y constructores de esperanza.
Con tales sentimientos, mientras invoco la intercesión de los santos y santas que coronan la Iglesia siciliana, los encomiendo a la protección de la Virgen María, y con gusto les imparto mi bendición, confiando en su oración por mí.
Fraternalmente,
Roma, desde San Juan de Letrán, 29 de junio 2024
Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, Apóstoles
FRANCISCO

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